En la serie Aida se puede ver como el
personaje de Lorena lleva unas botas de la marca Mustang. Estamos por lo tanto
ante un Product Placement de la marca, que posiciona sus productos o su
logotipo dentro del propio programa sin
que éste altere para nada su ritmo. La marca tiene un público parecido al del
personaje de Lorena: chicas jóvenes urbanas con muchos pares de zapatos. Mustang patrocina la serie y al final en los créditos de cierre, aparece junto a otras marcas. Esta
fórmula se produce a menudo en espacios de ficción: botellas que dejan ver su
etiqueta, productos que consumen los protagonistas, lugares como supermercados,
estadios deportivos… A mi me parece un modo de publicidad que no resulta nada
molesta al espectador y la encuentro incluso útil.
El posicionamiento
de productos, más concretamente de moda, resulta un filón sobre todo para las
mujeres como sus clientas más acérrimas, que ven una actriz llevando un
determinado bolso, y se lo compran. El público se inspira en el look de los famosos y tiende a copiar su estilo. De este modo El armario de la Tele, nació
para poner a disposición de los espectadores toda la ropa que usaban las
actrices de series de ficción o las presentadoras de televisión. Dicha web tuvo
muy buena acogida por su innovación y utilidad. A día de hoy sigue en pleno funcionamiento, resultando muy atractiva y
favoreciendo la compra a través de internet.
Me gustaría destacar otro ejemplo de cómo la
publicidad puede incluso, partiendo del mismo caso, de un Product Placement de
moda, convertirse en el centro de interés y llegar a ser la intención primaria de la creación de un espacio de
ficción, solo para mostrar marcas. Es decir, se crea un nuevo formato parecido al Bartering, una especie de híbrido entre lo meramente publicitario y el entretenimiento, con tintes de coaching.
El ejemplo más claro es la serie On-line “Qué me pongo”
que en su día creo la marca MANGO para mostrar sus productos en la percha de
actrices que seguían tramas simples, sin un trabajo dramático destacable, pero
enseñando muy bien los bolsos y los zapatos. Supone una forma idónea de mostrar las prendas "en vivo" y saber exactamente como quedan, más allá de escaparates a pie de calle o de los modelos planos que aparecen en su tienda online. El espectador asume más que nunca el roll de consumidor, con consciencia de ello y además agradecido. MANGO creó una serie destinada a un target muy especifico, el de sus propias clientas. Además interactuaba con ellas, las protagonistas pedían consejo al publico, que podía recomendarles un modelito u otro a través de facebook y de la web de la firma. Fue sin duda una propuesta publicitaria muy novedosa ideada por la empresa catalana para acercar la marca al público estadounidense, consiguiendo convertir una copia The Hills o The City en producto publicitario en si mismo.
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