El pasado 5 de septiembre los toros volvieron a nuestros televisiores. Concretamente a las 18:00 de la tarde, es decir, en horario infantil y en La1, como toda la vida. Todo el mundo sabe que TVE está cambiando un poco: un poco el sistema de elección de dirección, un poco la dirección en sí, un poco su equipo... Vamos que es otra, pero no una nueva pues recuerda a la de una España de hace muchos años. Como toque final a esta "nueva" televisión pública sólo faltaba darle un aire más cañí, más "de todos" dice la nueva dirección: los toros.
Señoras y señores, la polémica está servida. Los toreros renuncian a sus derechos de imagen en apoyo a las carridas televisadas y desde TVE explican: "la audiencia potencial que puede congregar en torno a este cartel justifica por sí misma su retransmisión". Por otra parte las voces en contra también se han escuchado: Elena Sánchez Caballero, Defensora del Espectador de RTVE, declaró que recibió "un gran contingente de cartas en contra de la vuelta de las corridas de toros a TVE" la mayoría de ellas haciendo referencia a la incompatibilidad del contenido con el horario infantil. Otros con más humor ironizan sobre el tema: "Yo pondría un toro a presentar Los Desayunos" escribía Dani Mateo.
El Consejo Asesor de RTVE Cataluña solicitó la desconexión de la señal durante la emisión de la feria de Valladolid pero su petición no obtuvo respuesta. La corrida, con El Juli, Manzanares y Talavante, se emitio en el territorio catalán, donde por cierto están prohibidas. Sin embargo fue la tercera comunidad con más índice de audiencia: 126.000 personas (10,9% de espectadores), sólo superada por Andalucía (188.000 personas) y Madrid (130.000 personas). Los datos de audiencia no han estado nada mal, Kantar Media expresaba en su matutino informe que la feria había sido seguida por 1.157.000 de espectadores, el 12,7 por ciento de la cuota de pantalla. Un dato que sin ser brillante supera la media de audiencia de la franja en la cadena.
Españoles, España a vuelto. Roto el sueño de Europa llega a nuestras pantallas el nuevo gobierno, para recordarnos nuestras raíces, quienes somos, aunque sea con sangre y en horario infantil, aunque de un poco de vergüencilla. Porque RTVE tiene que ser "de todos", pero no de todos los de Ana Pastor, ni los de Juan Ramón Lucas, ni los de Toni Garrido, ni de todos los que se quejan de que está nueva televisión pública tiene un problema de herencia recibida, una herencia de hace 40 años.
Fuentes:
Vertele
Vayatele
LaInformación
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